Hace una semana entera que no me lo había vuelto a topar, pero a quién quiero culpar, las vacaciones fuera de la ciudad no iban a saciar mis ganas de verlo así como por arte de magia.
Así que ahí estaba yo, a punto de terminar mi rutina del día, no había señales de que fuera a verlo esa tarde, por lo que me dispuse a terminar la última serie del último ejercicio, y justo cuando me giré para poder tomar asiento en el aparato, apareció frente a mí así como si nada. Playera gris, pantalones deportivos azul marino y tenis naranja fosforescente...
-¡Maldición!¿Quisieras por favor no hacer eso?
Exclamé alterado.
El chico se me quedó viendo con cara de susto.
-Al menos podrías avisar cuando llegues, así no me sorprendes con un paro cardíaco.
Dicho esto me giré dispuesto a terminar mi rutina...
Bueno, por supuesto que nada de esto ocurrió fuera de mi cabeza, simplemente una ola de extrañas sensaciones se apoderaron de mi cuerpo entorpeciéndose de la nada, de pronto era como si hubiera olvidado cómo caminar y sentarme correctamente en el aparato.
Allí estaba Erre, iniciando su rutina de pierna.
Sí, lo admito, volví a tirarle un par de ojeadas en cuanto pude, no estoy seguro si llegó a descubrirme en una de ellas pero en realidad no importaba porque yo ya estaba por retirarme.
Al menos estaba contento de haberle visto esta tarde.
Durante la semana había maquilado una especie de plan macabro para conocer su nombre. Sólo tenía que consultarlo con el intendente del gym, estaba seguro de que él lo sabría ya que suele charlar con todos los que acuden al sitio, además de que lo había visto hablar con él en un par de ocasiones. Sin embargo, después de mucho meditarlo, tomé aquel esquema, lo arrugué y lo tiré al bote de basura. No quería conocer su nombre mediante alguien más, quería saberlo por medio de él mismo (lo sé, soy muy raro) por lo que preferí conservar por el momento a "Erre" como Erre.
