Si en tus manos tuvieras un libro que contara la historia de tu vida, ¿leerías el final?
martes, 26 de enero de 2016
"Cuídate", me dijo, y automáticamente olvidé cómo hablar
Estaba muy equivocado, vaya que sí. Creí que aquel chico me atraía de una forma meramente física y me equivoqué.
Siempre he tenido algo muy presente en cuanto a la manera en que me fijo en alguien, cuando su cuerpo me gusta más que su cara es obvio que lo que siento es deseo, y cuando es su cara la que me gusta sin importar que no luzca como un atleta me doy cuenta que quizá me atraiga para algo más. Pero cuando sorpresivamente alguno llega a atraerme demasiado en ambos aspectos (lo cual es muy raro) es cuando pierdo la cabeza.
Pues bien, llevo dos años entrenando en aquel gimnasio, he visto todo tipo de chavos, desde los muy "¡WOW!", hasta los muy "Pues parece que es buena gente". Pero nunca, jamás llegué a interactuar con alguno más que para el típico: "¿Estás ocupando aquí?", y mucho menos alguno llegó a acercarse a mí (¿acaso les daré miedo?). Entonces, ¿qué ocurrió hoy?
Apenas ha transcurrido una semana desde que se apareció por vez primera en el gimnasio a la misma hora a la que yo acudo. Sinceramente al principio no le había prestado mucha atención debido a que (de alguna manera) aún fantaseaba con Erre, pero mis encuentros con el susodicho nunca fueron constantes y su ausencia sólo provocó que poco a poco fuera echándole el ojo al nuevo, quien al parecer también lo hacía conmigo de una forma casi imposible de identificar.
"¿Se está acercando de nuevo? ¿Por qué casualmente se pone a utilizar el aparato justo al lado de donde yo estoy? ¡Maldición, que está muy bien hecho!... Espera, no había visto su cara con detalle... ¡Fuck! No debí hacerlo... ¡Genial Charlie, bravo! Ahora creo que es lindo... -_-"
Cuando menos lo esperé dejé de esperar ver a Erre. ¡Al diablo con Erre! A él lo estoy viendo a diario y... Bueno, sólo espero no estar confundiendo las cosas.
Muchas veces sólo vemos lo que queremos ver y lo interpretamos de esa manera, cuando la realidad es otra. Pero hoy... Hoy mi intuición pareció estar en lo cierto.
Él había terminado su rutina, ya se iba. "¿Ya se va? Rayos, esperaba seguir viéndolo de reojo por el resto de mi rutina", "Ahí viene, va a pasar a un lado de ti porque por suerte estás en el aparato que se encuentra justo a la entrada, finge que miras al costado, quizá puedas llegar a cruzar la mirada con él"
A quién iba a engañar, soy demasiado tímido como para buscarle la mirada a alguien que me gusta.
Justo cuando caminaba a mi costado su mano se posó en mi hombro y dijo: "Cuídate"
...
...
...
¿Eh?...
...
...
Nunca cruzamos miradas, estaba paralizado y mudo, así que tórpemente proferí un: "Igual" que me salió a un tono de voz tan ridículamente bajo que ni pegando su oreja a mis labios hubiera podido escuchar... ¡Había olvidado cómo hablar!
Él se fue, y repentinamente sonreí con un extraño aire acelerado en el pecho.
No conozco su nombre, pero estoy seguro que no tendré la necesidad de ponerle un apodo.
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