domingo, 24 de enero de 2016

Erre, un cometa de paso



La semana pasada no me lo topé un solo día. Es raro, pero llego a pensar que Erre en realidad sólo era uno de los tantos "amores fugaces" que se cruzan en la vida diaria de cada persona. Sí, me refiero a esos chavos muy bien parecidos que de pronto te encuentras en el bus de camino a la oficina y que jamás vuelves a ver en tu vida, pero que casi casi te imaginaste una vida juntos de lo tanto que te sentiste atraído a él.

Posiblemente para cuando me lo vuelva a topar ya hayan pasado un par de meses, quien sabe, tal vez y para entonces ya ni me emocione verlo. Total, no es el único hombre en la tierra que creo pueda llegar a gustarme de esa manera.

Por otro lado, el sustituto de Erre parece haber llegado al gym. Se trata de un chavito de entre 18 y 21 años, bien parecido (no tanto como Erre, creo es casi imposible que alguien iguale al original), atractivo y todo, pero lo único que me llama la atención de su persona es que esta vez es él el que me tira ojeadas. Vaya, no voy a negar que en mis intentos por cerciorarme de que efectivamente me mira yo también le he lanzado miradas a él, y vaya que parece entender el lenguaje. Pero es diferente...

Tengo muy bien definido cuando alguien me gusta de verdad, a cuando alguien me gusta para jugar, ya sabrán a lo que me refiero. Sin embargo, es difícil querer jugar con alguien en el mismo lugar en donde esperas aún conocer a alguien.

Pienso que posiblemente mi fantasía con Erre se quede sólo en eso, una fantasía. Pero quien sabe, nunca está de más soñar con que se puede dar el siguiente paso, total, no llevo prisa y la vida siempre se encarga de mover sus piezas con un plan.

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